llevas

Deliciosamente retro. Pequeñito, pero no ridículo, y sorprendentemente versátil sin renunciar al factor nostalgia. Que el icónico logotipo Fuji acabe cediendo todo el protagonismo a su teclado decorativo no te despiste: THE400 Mini no es una pieza de coleccionista a escala del microordenador de 1979, sino el legítimo heredero del encanto de los clásicos de Atari adaptado a quienes desean experimentar la pasión por los videojuegos desde sus raíces.

Al maestro Akira Toriyama no le gustaban los sitios abarrotados. En general. Ni en la vida real, ni tampoco cuando dibujaba Dragon Ball. Lo primero es fácil de entender, pero lo cierto es que plantear una obra que transcurre a una escala cada vez mayor requiere que tarde o temprano sea necesario hacer o imaginar escenarios amplios y detallados. Precísamente por ello los reducía a escombros. Pero, como verás, la genialidad permanentemente estuvo en cómo lo planificaba.

Perderte y descubrir un lugar en el que no has estado. Disfrutar sin prisa de las tareas más sencillas. Interactuar con personajes curiosos que tienen algo especial que contarte. O que añadir a tu partida. Una de los máximos atractivos del Xbox Game Pass para consolas y PCs es que en su catálogo abarca exitazos, superproducciones y pequeñas grandes joyas que piden ser jugadas a nuestro propio ritmo.

¿Sabías que existe un programa de recompensas de Google Play Store en el que puedes incluso ganar dinero? Te explico qué es el programa Google Play Points, cómo activar tus puntos de recompensas y cómo funcionan sus niveles. Así que sin más preámbulo, ¡veamos!

Google Play Points es un programa de fidelidad gratuito que te recompensa por comprar y usar los diferentes contenidos de Google Play Store ya sean herramientas o tus juegos favoritos de la app.

Si llevas una dieta a base de alimentos de origen vegetal únicamente pero buscas una alternativa saludable, saciante y con proteínas completas para la última comida del día, te mostramos esta cena vegana, fácil y para preparar en minutos con sólo dos ingredientes.

Recuerdo abrir aquellas dos cajas, poner el monitor y el teclado encima del escritorio de la salita de nuestro primer piso. Mi padre trataba de entender como funcionaba todo aquello y yo ya tenía un cassette en la mano. Ese cuatro del doce de 1987 encendía por primera vez mi primer ordenador, un Amstrad CPC 464. Años más tarde - a comienzos de los noventa - en el cuarto trasero del quiosco de una amiga del instituto, vi mi primer Macintosh.