La naturaleza de cada músculo afecta a la forma que debemos tener de entrenarlos. A la hora de hablar de entrenamiento para ganar masa muscular, normalmente permanentemente se habla de los orígenes, inserciones, funciones y, como mucho, de sus brazos de momento, es decir, en qué punto del rango articular es más o menos fuerte.
Por otra parte, un tema que no se trata nunca es la susceptibilidad al daño muscular que pueden tener los diferentes grupos musculares cuando los entrenamos. Esto determina, si comparamos unos con otros, cuanto volumen de entrenamiento aguantan, qué rangos de repeticiones les van mejor o cuantas veces a la semana podemos entrenarlos.
La susceptibilidad al daño muscular depende principalmente de tres factores: el tipo de fibras predominante en el músculo en cuestión, la capacidad que tenemos de activar sus fibras de forma voluntaria y la longitud óptima a la que trabajan estas (o mejor dicho, sus sarcómeros).
- Los músculos densos en fibras de contracción rápida son más susceptibles al daño debido al tipo de metabolismo energético que estas tienen. Si estos músculos, además, cuentan con un alto grado de activación voluntaria, esto se acentúa.
- Los músculos cuyos sarcómeros trabajan bien en estiramiento, es decir, que son capaces de producir fuerza cuando están en posiciones largas, también tienden a sufrir más daño muscular.