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Está claro que Dragon's Dogma 2 no es perfecto, algo que ha quedado claro con las polémicas de las microtransacciones y el reinicio de las partidas, pero aun así se ha ganado el corazón de millones de jugadores. Entre ellos se encuentra nada más y nada menos que Emil Pagliarulo, director de diseño en Bethesda en Starfield y veterano de otras franquicias como The Elder Scrolls V: Skyrim y Fallout.

Al maestro Akira Toriyama no le gustaban los sitios abarrotados. En general. Ni en la vida real, ni tampoco cuando dibujaba Dragon Ball. Lo primero es fácil de entender, pero lo cierto es que plantear una obra que transcurre a una escala cada vez mayor requiere que tarde o temprano sea necesario hacer o imaginar escenarios amplios y detallados. Precísamente por ello los reducía a escombros. Pero, como verás, la genialidad permanentemente estuvo en cómo lo planificaba.

Llevo utilizando Mac desde el año 2010. Comencé con un MacBook, el cual ya tenía trackpad. Hasta entonces, permanentemente había tenido portátiles Windows y PC de sobremesa. Por lo tanto, sí, obviamente estaba acostumbrado a usar el ratón por encima de todo, ya que los trackpad en Windows son una experiencia terrible.

Sin embargo, el Mac dispone de gestos similares a los del iPad para desplazarse, que desde un ratón son muy complicados de igualar.

Perderte y descubrir un lugar en el que no has estado. Disfrutar sin prisa de las tareas más sencillas. Interactuar con personajes curiosos que tienen algo especial que contarte. O que añadir a tu partida. Una de los máximos atractivos del Xbox Game Pass para consolas y PCs es que en su catálogo abarca exitazos, superproducciones y pequeñas grandes joyas que piden ser jugadas a nuestro propio ritmo.

Como tantísimas otras personas, trabajo cada día un mínimo de ocho horas y lo hago sentado frente a una pantalla. Lo hago desde casa generalmente, aunque daría igual que fuese a una oficina porque seguiría haciendo lo mismo. La ventaja que en mi caso tiene teletrabajar es que puedo decidir qué mobiliario usar y presentí que un escritorio elevable sería de utilidad para acabar con los dolores de espalda. Y vaya que lo fue, aunque tampoco fue fácil.