La humanidad y todo lo que conocemos es absolutamente insignificante no sólo en el universo, sino en la propia existencia de nuestro planeta. La Tierra se formó hace unos 4,500 millones de años y pasó de ser un cuerpo extremadamente hostil (una roca de vapor a más de 3,500 grados) a uno que cuenta con el cóctel perfecto para que ésta pudiera desarrollarse a lo largo de millones de años.