Desde hace aproximadamente una década soy usuaria convencida del ecosistema de Apple: empecé con un iPhone y ahora no solo tengo el teléfono, sino que además cuento con un
Mac Mini,
MacBook Pro, Â un iPad y un
Apple Watch. Aunque los elegí y uso a nivel personal, además constituyen mi herramienta de trabajo. Sin embargo, por mi tarea profesional también tengo que usar otros sistemas operativos y dispositivos, motivo por el cual tengo un par de móviles
Android y recurro a la tablet y ordenador de mi pareja,
Android y
Windows respectivamente. En resumen: un batiburrillo con iOS, macOS,
Windows y
Android.
Una de las grandes ventajas del ecosistema de Apple es lo bien que se entienden sus dispositivos entre sí y funciones añadidas para poder laborar combinándolos o directamente, comenzando una tarea en uno y concluyendo en otro. Por ejemplo, leyendo una web en el iPhone y continuar la lectura gracias a Handoff en el Mac. Asimismo, pasar informes entre iPad, iPhone y un Mac es coser y cantar con AirDrop. Pero cuando entran
Windows y
Android en la ecuación, la cosa cambia.
A lo largo de estos años multidispositivo y multiplataforma he ido probando con diferentes herramientas y servicios: desde algo tan rudimentario como tirar el email a probar magníficas alternativas como LocalSend o SyncThing, ambas gratis, fáciles de usar y altamente recomendables. Sin embargo, me quedo con Telegram y te cuento por qué.