A estas alturas, decir que los modelos masivos de lenguaje (Large Language Models, o LLMs) han alcanzado la capacidad de generar texto correctamente puede parecer una obviedad: a base de alimentar esos modelos con miles de millones de textos recogidos de todas partes, hemos conseguido que, efectivamente, se expresen mejor que la mayoría de las personas en términos de corrección y propiedad.