Imagínate la situación. Estás en el aeropuerto haciendo escala desde Londres. Ya ni recuerdas qué hora era cuando saliste desde España. Tienes las piernas entumecidas, pero el cuerpo te pide rock. Te acercas a una iPod Vending Machine y sacas unos AirPods y un iPod Shuffle. Sí, te acabas de gastar 250 euros, un dineral; pero para eso están las tarjetas de crédito, para preocuparte luego.