Tanques, demonios y dos mundos abiertos diseñados para atravesarse de punta a punta en busca de justicia y aventuras. Tras su paso por el manga y la animación,
Sand Land despliega su artillería pesada en consolas y PCs sin los tradicionales complejos o las ataduras de las adaptaciones: como videojuego aspira y logra ser la tercera vía para disfrutar de la obra de
Akira Toriyama y sus personajes, pero lo más interesante es cómo acaba siendo la manera más rica y ambiciosa de zambullirse en ese mundo. Ya bien sea para darnos deliciosos paseos por el desierto a toda velocidad o repartiendo cañonazos entre dinosaurios, bestias y robots.
Y es que encasillar a
Sand Land en un único género de videojuego es difícil: tiene profundos elementos de RPG que empapan el conjunto, pero además es una aventura de mundo abierto que se disfruta tanto dando brincos y tollinas como a los volantes de espectaculares vehículos fuertemente inspirados en el divertido legado del creador de Dragon Ball o Dr. Slump.
Lo cierto es que en términos de sensacionales a los mandos
Sand Land ofrece un poco de todo y nada en concreto a la vez, y eso acaba jugando a su favor y calando cada vez más conforme la partida progresa; pero hay algo a lo que el juego no renuncia: la constante pretensión de ofrecer la auténtica esencia de la obra de Toriyama a través de su historia, su presentación, su humor...