En diciembre de 2003, la cadena estadounidense
SciFi (que se convertiría en SyFy) estrenaría una miniserie "piloto" que reimaginaba por completo 'Galáctica:
Estrella de combate' (Battlestar Galáctica), la serie de finales de los setenta. Una fantástica versión desarrollada por Ronald D. Moore (que ya había demostrado sus habilidades en las series de Star Trek) y
David Eick y que obtuvo gran reconocimiento por parte de la crítica.
De hecho, fue uno de los grandes éxitos del canal (a pesar de las dificultades para sacar cada temporada) y un punto álgido en esa grandísima década de los dosmil televisivos. Con cuatro temporadas (más la miniserie) emitidas entre 2003 y 2009, pronto sus creadores quisieron expandir el universo con una nueva precuela, titulada 'Caprica' y que, entre otras cosas, narraba el origen de los cylons. Fracasó estrepitosamente.
Una de las mejores series de ciencia ficción del siglo. Una compleja saga espacial que se vuelve mejor y más ambiciosa cada temporada
De hecho, la serie fue cancelada por SyFy a falta de cinco episodios de la conclusión de la temporada 1, que pasó a emitirse en la canadiense Space a finales de 2010. Y se puede considerar como muy afortunada, 'Battlestar Galactica: Blood & Chrome' sobre las aventuras del joven Adama no pasó de su primera tanda de minisodios.
Un doble fracaso debido a un factor importante: la falta de planificación a largo plazo.