No es ningún secreto que
ChatGPT, pese a sus defectos, es una herramienta capaz de preparar ensayos, responder a preguntas complejas y resumir grandes cantidades de texto. El acceso desde cualquier parte del mundo y casi sin restricciones del chatbot provocó un auténtico terremoto en varios sectores de nuestra sociedad.
En líneas generales, la reacción del mundo educativo se dividió en dos grandes grupos: aceptarlo o prohibirlo. Bajo diferentes argumentos,
escuelas y universidades de todo el mundo se pusieron en marcha. Algunas, viendo una oportunidad para mejorar el aprendizaje; otras, vislumbrando un escenario de trampas y plagios.
Una de los primeros en posicionarse en contra fue el Departamento de Educación de Nueva York. El organismo anunció tan pronto como en la primera semana de enero de este año la prohibición de
ChatGPT en las
escuelas públicas de la ciudad, la imposibilidad de utilizarlo en dispositivos o redes de los establecimientos.
Si bien la herramienta puede proporcionar respuestas rápidas y fáciles a las preguntas, no elabora habilidades de pensamiento crítico y resolución de problemas, que son esenciales para el éxito académico y de por vida dijo la portavoz del departamento, Jenna Lyle. Las preocupaciones, estaban relacionadas al impacto negativo que podía producir en el sistema escolar.