Decía Francisco Ibáñez que su vida no era como la del pícaro del Gran Manuel Vázquez y otros artistas y dibujantes cuyas aventuras más allá del papel daban para un biopic. O dos. Pero eso no quiere decir que fuese un tipo aburrido: el papá de Mortadelo y Filemón irradiaba talento y  humor. Elementos que hacen que Paris 2024, su álbum 222 sea tanto el fin de una era como una visita privilegiada a la mesa de dibujo del maestro. A la elaboración de sus guiones.