La fragilidad del cuerpo resulta más fácil de plantear en pantalla que la de la mente, con muchos de sus estragos presentes en la superficie. Entrar de lleno en una perspectiva fracturada, donde las conexiones neuronales están deteriorándose y se empieza a tener menos control o memoria sobre lo sucedido, tiene más complejidad, haciendo históricamente se haya visto reducida la cantidad de producciones que se centran en ello.