tumba

El presente de un país no se puede entender sin su pasado, que incluyen desde unas ruinas que se caen a fragmentos hasta la inefable presencia de los ancestros que esperan reposo ininterrumpido tras su paso temporal por este planeta. Conectar con él y reconocerlo no sólo es una gran manera de evitar la repetición de yerros, puede ayudarnos a construir un nuevo presente.

La violencia más explícita del X-Men más popular y el surrealismo gamberro del mercenario bocazas irrumpen en el Universo Cinematográfico de Marvel derribando la puerta con el primer gran tráiler de el filme Deadpool y Lobezno. Un superproducción con un desatado Ryan Reynolds como Deadpool haciendo de punto de lanza para el gran proyecto de la Casa de las Ideas mientras se prepara una loca transición de décadas del legado mutante de FOX a Disney.

Las noticias más recientes no invitaban al optimismo y finalmente se han confirmado los peores presagios. HBO se encontraba trabajando en un jugoso spin-off sobre el inolvidable Jon Snow de Juego de Tronos, pero ha sido el mismo Kit Harington el que ha tumbado esa posibilidad.

Como tantísimas otras personas, trabajo cada día un mínimo de ocho horas y lo hago sentado frente a una pantalla. Lo hago desde casa generalmente, aunque daría igual que fuese a una oficina porque seguiría haciendo lo mismo. La ventaja que en mi caso tiene teletrabajar es que puedo decidir qué mobiliario usar y presentí que un escritorio elevable sería de utilidad para acabar con los dolores de espalda. Y vaya que lo fue, aunque tampoco fue fácil.

Recuerdo abrir aquellas dos cajas, poner el monitor y el teclado encima del escritorio de la salita de nuestro primer piso. Mi padre trataba de entender como funcionaba todo aquello y yo ya tenía un cassette en la mano. Ese cuatro del doce de 1987 encendía por primera vez mi primer ordenador, un Amstrad CPC 464. Años más tarde - a comienzos de los noventa - en el cuarto trasero del quiosco de una amiga del instituto, vi mi primer Macintosh.

Reino Unido, Irlanda, Sudáfrica, Japón, Australia, Nueva Zelanda, India, Malasia, Indonesia, Jamaica... y un puñado de países más, la mayor parte de ellos con más o menos influencia británica en su pasado. Esos son los pocos países en este mundo de conducen por la izquierda. Efectivamente, no es una excentricidad exclusiva de los británicos pero tampoco es, ni mucho menos, la opción dominante.