Llevamos muchos años oyendo hablar de que tanto
Apple como
Google quieren convertirse en bancos. Tienen cientos de millones de clientes que interactuan diariamente y forma muy frecuente con ellos con los productos y experiencias que ofrecen. Si a esto le sumamos que son empresas que tienen mucho dinero en caja, la conclusión parecía obvia.
Sin embargo, ninguna de ambas compañías se ha convertido en banco. De hecho, para algunos productos financieros que sí ofrecen lo que han hecho es apoyarse en alguno ya existente. ¿Por qué?
Google y
Apple son dos compañías con unos márgenes brutales que les ha llevado a acumular mucho dinero en efectivo (también llamado caja). La generación de beneficios es mayor que su capacidad para reinvertirlo y hacer crecer el negocio.
De todos es sabido que para que un banco funcione se necesitan dos cosas: un capital inicial relevante y captación de clientes. Parece que tanto
Apple como
Google tienen ambos ingredientes y podrían convertirse rápidamente en bancos de referencia.
Sin embargo los bancos no son, a pesar de lo que mucha gente piensa, negocios excesivamente rentables. Para que podamos comparar,
Apple tiene un margen bruto que ronda el 40% (altísimo para un negocio más importante de venta de hardware). Y
Google rondando el 60%. Los márgenes netos bajan al entorno del 20-25% en ambos casos.
Estos números son fáciles de entender, de la facturación ganan unos porcentajes relativamente altos.