Ayer, el principal rival de
GitHub en el campo de las plataformas de repositorios, planeaba poner en marcha una nueva política a partir de finales de septiembre: la eliminación automática de todo proyecto que permanezca inactivo durante un año y que sea propiedad de un usuario con cuenta gratuita.
GitLab pretendía que el consiguiente ahorro de hasta 1 millón de dólares al año ayudara a la sostenibilidad de su negocio.
Sobra decir que el anuncio no cayó nada bien entre la comunidad de clientes. De hecho, The Internet Archive y la organización de preservación de código Software Heritage llegaron, incluso, a comenzar a planificar un modo de preservar los tesoros por inactivos que sean que guarda
GitLab.
Hasta el punto de que hoy, y pese a no haberse pronunciado sobre la exclusiva de
The Register, la compañía admitía en Twitter que habían estado "discutiendo internamente qué hacer con los repositorios inactivos" y que finalmente habían tomado la decisión de mover los repositorios no utilizados a una plataforma de almacenamiento basado en objetos:
"Una vez implementada la medida, seguirán siendo accesibles, pero tomará algo más de tiempo poder acceder a continuación de un largo período de inactividad".