Esta semana se ha publicado en el
Boletín Oficial del Estado (BOE) las declaraciones patrimoniales de los miembros del
gobierno y altos cargos. Este ejercicio de transparencia muestra bastantes cosas raras en las finanzas personales de nuestros gobernantes. No porque les estemos acusando de enriquecerse extraordinariamente, sino porque algunos parece que gestionan muy mal sus finanzas, o tienen más de lo que muestran.
¿Pero acaso no es bueno que nuestros políticos no tengan dinero? ¿Acaso no es bueno que nuestros gobernantes sepan las vicisitudes por las que pasa su pueblo todos los días? Sí y no. Es cierto que puede que una persona que no sea millonaria puede tener los pies más en la tierra que alguien que encaja en las listas de los UHNWI (Ultra High Net Worth Individuals, personas con 30 millones de dólares en activos líquidos) que los fabricantes de productos de lujo y gestores patrimoniales no paran de buscar, pero Además es cierto que resulta raro que personas que llevan años, sino décadas dedicándose a la política en un nivel alto y con puestos de trabajo bien pagados, tengan tan poco.
El objetivo de este análisis no es más que hacerlo desde el punto de vista de las finanzas personales, en ningún caso vamos a valorar si el desempeño de estos políticos es bueno y malo.