El papel sigue muy presente en la mayoría de las empresas. Mucho más de lo que la mayoría está dispuesta a reconocer. Se imprime mucho más información de la que se debería y en muchos casos se trata además de datos personales protegidos. Y claro luego cuando se producen fugas de datos en las empresas y hay alguna sanción por este motivo puede haber problemas.
No solo se trata del comercial que cuando se marcha a la competencia se lleva datos de clientes, a los que no debería en ningún caso molestar porque no han dado el consentimiento para el uso de dichos datos en la nueva compañía.
Además existe un problema importante a la hora de deshacernos del papel y la información generada. En muchas empresas no hay destructora de papel o la que tienen no cumple con los parámetros exigibles por el RGPD o la LODPGDD. En el mejor de los casos acaban en los contenedores de reciclado no muy lejos de la oficina sin ser destruidos.
Y claro a nadie le gusta que cuando el camión de reciclaje pasa a por el contenedor y algo se cae, sus datos personales queden en mitad de la calle a merced de cualquiera. Es algo fácil de solucionar, pero que en muchas empresas no imponen el rigor y la disciplina necesarias para hacerlo.