Cada vez que caminamos activamos el tríceps sural, lo que hace que sea muy diferente el estímulo que recibe al que producimos cuando entrenamos por ejemplo la espalda, que solamente se activa cuando hacemos tracciones como abrir una puerta algo pesada o similares.
El resultado es que las
pantorrillas están más que acostumbradas al volumen, lo que hace necesario darle una mayor prioridad y esfuerzo a este grupo muscular. Precisamente ese es uno de los yerros que cometemos al querer ganar masa muscular en las
pantorrillas, dejarlas relegadas a las últimas posiciones.
Nuestro cuerpo se adapta a los estímulos que recibe. Si los
gemelos están adaptados a activarse muchas veces a lo largo del día, necesitaremos darle intensidad y volumen para producir un estímulo distinto que les haga crecer. Así que la primera estrategia es darle más volumen y frecuencia.
Tenemos días de brazos, de espalda, etc., pero no hay un día de
pantorrillas. Esto no significa que el lunes vayamos a entrenar
pantorrillas simplemente, sino que es un grupo muscular al que debemos darle la misma importancia que al pecho o al bíceps si queremos realmente sacarle el máximo potencia.
Tampoco situamos los
gemelos y el sóleo al comienzo de la sesión, sino que los entrenamos normalmente después de un fatigante día de pierna. Nada tendrá que ver la primera serie del día de pierna con la serie una vez que lleguemos a entrenar
gemelos.