A grandes voces, repitiendo la frase como un mantra y con mirada retadora, Luis Rubiales insistía en agosto ante el micrófono de la RFEF: "No voy a dimitir, no voy a dimitir". La polémica por el beso no consentido a Jennifer Hermoso estaba por entonces en su punto álgido y Rubiales, en el cargo desde 2018, no solo mostraba su rechazo a apearse del mando de la federación, sino que reivindicaba que la suya había sido "la mejor gestión de la historia del fútbol español".