En el año 1938, Disney había terminado con éxito la producción de 'Blancanieves y los siete enanitos'. Había sido un arduo trabajo que ahora tenía su recompensa. La presentación de su primer filme ponía a la compañía en el mapa como una de las productoras de animación pioneras a nivel mundial, y una fábrica de sueños que acababa de empezar.
Como recompensa para sus trabajadores, Walt Disney decidió regalar un retiro de un fin de semana para todos que prometía desconexión y diversión.