La misión no iba bien. Empezó de lujo, pero no tardó en convertirse en un horror de explosiones, caos y muerte. Toda capacidad de trabajo en equipo se fue a tomar por saco. El número de refuerzos bajaba a un ritmo alarmante. Dos camaradas acabaron huyendo despavoridos hacia la extracción, mientras los dos restantes luchábamos por nuestras vidas. Como dirían en Salvar al Soldado Ryan: FOMARE.
Hace tres o cuatro noches decidí dar un descanso a Expeditions: A MudRunner Game.