Si mañana recibieras un e-mail remitido por un supuesto hacker jactándose de que tiene información tuya (a la que accedió hackeando tu e-mail) que seguramente no quieres que salga a la luz (pero sin dar ninguna prueba de que la tiene), y amenazándote con que si quieres que la publique debes pagarle cierta cantidad de bitcoins, lo más probable es que pases de él si no proporciona al menos alguna prueba de que tenga algo relevante contra ti.