Da igual que seamos unos maniáticos de la limpieza o que reposemos permanentemente nuestros iPhone, iPad o Mac en superficies limpias. Al final es inevitable que se ensucien y especialmente su pantalla. A veces con la simple grasilla de nuestros dedos (la soltamos aunque estemos limpios) o con las ya clásicas pelusas que aparecen de la nada en bolsos y bolsillos.
Mi truco es en realidad un truco bastante conocido: el de usar líquidos especiales para pantallas.