Me gusta pensar en un mundo en el que es muy complicado localizar a una persona a la que no le agrade sentarse en una butaca para disfrutar de un par de horas de espectáculo en el que el mayor atractivo es ver robots gigantescos que además se convierten en vehículos, dinosaurios o animales de lo más variopintos dándose tortas. Una realidad en la que todos podemos ir de la mano y gritar a los cuatro vientos que nos lo pasamos genial viendo los largometrajes de la saga 'Transformers'.