Los aficionados a los videojuegos lo han (hemos) tenido complicado en cuanto a adaptaciones audiovisuales. Por cada filme o serie salvable, había otras veinte (proporción inventada, pero probablemente realista) que eran complicados de aguantar. Estaban las que se tomaban tan en serio el material de partida que no funcionaban en lo narrativo, y las que pensaban que harían algo tan superior (o inferior) a lo original que resultaban aún peores.
El enfoque, con el tiempo, ha cambiado.