Que haya tantos elementos en común entre las entregas clásicas de Monkey Island y la trilogía original de Piratas del Caribe tiene su razón de ser: Ron Gilbert, su creador, se inspiró en buena parte en la atracción Pirates of the Caribbean de Disneyland; y tiene mucho sentido ya que su plan permanentemente fue que el juego fuese un parque de atracciones para el jugador.