Meta Quest

Las palabras importan. Y cómo las eligen y las dicen los grandes CEO de las tecnológicas es un buen ejemplo de ello. "En teléfonos, básicamente ganó el modelo cerrado de Apple ( en la era del PC, ganó el modelo abierto". Así explicaba ayer en Instagram Mark Zuckerberg su gran decisión estratégica sobre el futuro de Horizon OS, el sistema operativo de sus gafas de realidad virtual.

Meta parece no estar dispuesta a perder protagonismo en el mercado de la realidad virtual (VR). La compañía, que hace dos años y medio dejó atrás el nombre Facebook para apostarlo todo por el metaverso, acaba de anunciar otro relevante cambio: el sistema operativo de las Meta Quest, Meta Horizon OS, podrá ser adoptado por otros fabricantes para impulsar sus dispositivos.

Meta abrirá el sistema operativo que utiliza en sus gafas de realidad virtual para que otros fabricantes lo utilicen. La compañía cerró un acuerdo con Microsoft, ASUS y otros fabricantes para diseñar nuevos dispositivos basados en Meta Horizon OS. El gigante tecnológico apuesta por un modelo abierto que pueda impulsar la adopción del metaverso.

Si la vida te da limones te haces una limonada, y si unas Meta Quest te dan la oportunidad de meterte en un flamante servoarmadura no te lo piensas dos veces.

Lo confieso: he sido uno de los incontables jugadores que a raíz del estreno de Fallout en Prime Video se ha lanzado de cabeza a la saga de Bethesda en busca de líos, saqueos y aventuras.

Imagina que subes a un autobús escolar y eres transportado a un recorrido educativo e inmersivo por el interior del cuerpo humano. No, no es el legendario programa infantil que muchos vimos de niños, El autobús mágico b>.

Esta es la experiencia que Meta espera brindar a los estudiantes, digitalmente, a través de sus cascos de realidad virtual Quest.

Recuerdo abrir aquellas dos cajas, poner el monitor y el teclado encima del escritorio de la salita de nuestro primer piso. Mi padre trataba de entender como funcionaba todo aquello y yo ya tenía un cassette en la mano. Ese cuatro del doce de 1987 encendía por primera vez mi primer ordenador, un Amstrad CPC 464. Años más tarde - a comienzos de los noventa - en el cuarto trasero del quiosco de una amiga del instituto, vi mi primer Macintosh.