Es cierto que en las empresas cada vez se valora más por parte de los trabajadores factores que no tienen que ver estrictamente con el sueldo. Pero la realidad es que el salario emocional mejora la productividad pero no evitará la pérdida de talento porque al final no paga las facturas. Y por mucho que estemos bien en la empresa, que tengamos un buen ambiente a final de mes lo que ingresamos tiene que bastar para cubrir nuestras necesidades básicas.