El eclipse solar del 29 de mayo de 1919 fue uno de los más importantes para la comunidad científica. Durante aquel impás de la Primera Guerra Mundial entre el armisticio y la paz de Versalles, dos científicos a uno y otro lado de las trincheras protagonizaron una curiosa historia de cooperación.
Los protagonistas fueron el alemán Albert Eisntein y el británico Arthur Stanley Eddington.