Con el paso de los días, Cataluña se está convirtiendo en un fuente inagotable de medidas desesperadas para alcanzar que los embalses no lleguen a cero. Desde prohibir ducharse en los gimnasios a cortar árboles en las cuencas de los ríos, pasando por comprar contenedores de agua al otro lado de la frontera.
Ahora el Área Metropolitana de Barcelona ha decidido cortar por lo sano y, va a reducir la presión del agua de los grifos de siete municipios de la zona.